En el ciclismo de hoy en día los niños constituyen un papel primordial y fundamental a la hora de fomentar y desarrollar las próximas generaciones de ciclistas. La formación  de un ciclista de elite es el resultado de una sumatoria de acciones que se dan a lo largo de las distintas etapas por las que atraviesa un individuo comenzando desde pequeños.

Comenzar por diferenciar

Muchas veces observamos a un niño en una bicicletería o en una juguetería acompañando por sus padres o abuelos, realizando todo tipo de esfuerzos por conseguir el producto que desea, intentando tomarlo por sus propios medios o bien subirse a él para poder utilizarlo.

Estas actitudes son las que suelen utilizar los niños pequeños entre los 3 y 9 años, quienes  son muy dependientes de sus padres. Con respecto al rango entre los 10 y 13 años, los llamados preadolescentes, poseen menos dependencia hacia los padres y limitada cantidad de dinero con lo cual tienen cierta libertad para elegir. Entre los 14 y 17 años, la adolescencia marca una independencia relativamente alta con respecto a los padres y el dinero con el que cuentan muchas veces es  mayor. En este rango de edad la imagen toma mucha relevancia.

Entender a quién nos dirigimos

Antes de realizar una acción comercial o deportiva para niños debemos entenderlos y comprenderlos, sobre todo, que los niños de más corta edad utilizan como referentes a personas más grandes y las niñas tienden más a relacionarse con varones que al contrario.

Por otro lado, es importante no solo llamar la atención de los niños sino también debemos atraer la atención de sus padres que en muchos casos decidirán la compra de un producto o los autorizaran a tomar parte de un evento deportivo. Tanto para llamar la atención sobre un producto o como participar de una bicicletada, el niño debe tener en claro que el foco es la diversión y no el producto. Con esto en mente debemos trabajar en forma diferencial sobre como comunicarnos con este grupo objetivo.

Generar estímulos

Los niños reaccionan con fuerza a estímulos visuales, colores vivos, asociaciones con personajes de la televisión, ellos desean tocar y sentir, a su vez los medios secundarios de comunicación refuerzan estos efectos y ayudan a construir una cierta imagen en la mente de los niños.

Los colores del arco iris son los preferibles por los niños cuando se encuentran entre el rango de 3 a 9 años, cuando comienzan a crecer, preadolescencia y adolescencia, la asociación con su ídolos o con un deporte también resultan favorables.

Es en este último punto donde los niños ya no tan niños comienzan a mirar a sus ídolos, podemos realizar una analogía entre consumo y deporte, ya que aquí se suele adoptar como referencia a los padres o hermanos y comienzan a seguir sus pasos en el deporte.

Todos aquellos estímulos positivos que la industria utiliza para llamar la atención de los niños y generar mayor consumo debe ser utilizado en la actividad deportiva, si tenemos en claro a quién le estamos hablando, cuales son sus gustos y que es lo que quieren para ellos, seguramente habremos subido otro escalón camino al éxito deportivo de nuestros futuros atletas.